lunes, 12 de noviembre de 2012

siete meses.


siete meses me demoré en decidirme realmente a escribir algo, siete meses me demoré para al fin desahogarme del todo. Siete meses duros, que en un principio era todo maravilloso, cada detalle, en donde lo único malo era llorar día a día por la vida que habíamos dejado. Porque llorar? ahora no lo entiendo mucho, aunque a veces en mi días hormonales lo extraño. Y hablando de extrañar, quizás una de las cosas que más extraño, es la gente real, la que va de frente, la que te apaña, la que siempre te acompaña y te quiere como eres, la que te ayuda en todo sentido, la que sabe todo de ti, o casi todo, eso lo extraño. También extraño no levantarme de la cama y que pueda haber alguien que me haga el desayuno o me lo esté llevando a la cama. Todavía no logro disfrutar de esa ricura. Extraño también los domingos, todos los tipos de domingo. Los que mi mami me cocinaba para la caña, los de regaloneos con mi papi y los que despertaba en cama ajena. Todos ellos. 
Nadie dice que fue fácil, el problema es que ahora no tengo ganas de irme o quizás si, pero si fuese un vuelo cortito de tres horas y pudiese volver cuando quiera. La gente ha sido genial, el ambiente. Creo que el único motivo de irme es la convivencia, el respeto por los demás, la falta de espacio de libertad, el silencio, EL SILENCIOOOO!, olvide decir que eso también lo extraño. Sé que todos allá están haciendo sus vidas, creo que aquí quiero hacer la mía. Siento que algo genial puede suceder y estoy ahí para esperarlo. Queda poco tiempo y mucho por hacer.